Cuando pensamos en un volcán, miramos el cráter. Pero el camino que hace posible cada erupción está debajo: la chimenea volcánica, el conducto por donde ascienden magma y gases hasta salir a la superficie.
En esta guía, bajamos al interior de los volcanes para explicarte qué son y cómo funcionan las chimeneas de los volcanes ¡Sigue leyendo!
¿Qué es la chimenea de un volcán?
La chimenea volcánica es el conducto interno por el que ascienden el magma y los gases desde el interior de la Tierra hasta el exterior durante una erupción. En la mayoría de volcanes conecta la cámara magmática (un reservorio situado en la profundidad) con la superficie; en otros casos el conducto viene directamente desde zonas profundas del manto, sin cámara intermedia.
No es un tubo perfecto. Su forma y tamaño cambian con el tiempo: puede estrecharse, ensancharse, ramificarse en conductos secundarios y volver a sellarse parcialmente por solidificación del magma o por derrumbes internos. A través de la chimenea no solo sube lava; también viajan gases volcánicos y fragmentos sólidos (cenizas y bloques) que, según la presión y la cantidad de gas, hacen que la erupción sea más tranquila o más explosiva.
En episodios muy energéticos, dentro del conducto se producen procesos como separación de gas, nucleación de burbujas y fragmentación del magma, claves para entender las erupciones explosivas.
La parte superior de la chimenea volcánica desemboca en la boca o en el cráter; lo que vemos fuera es solo la salida, pero el viaje ocurre dentro del conducto. Con el paso del tiempo, la erosión puede retirar el edifico volcánico y dejar expuesto el material más resistente que rellenaba la chimenea, formando un relieve rocoso aislado conocido como cuello volcánico.
Tipos de chimeneas volcánicas
Ahora que ya conoces la definición de chimenea volcánica, conviene distinguir que no todas son iguales. Se clasifican en función de si tienen o no una cámara magmática que alimente el conducto.
De ahí surgen dos tipos principales:
Con cámara magmática (neck)
Es una chimenea que conecta un cámara magmática con la superficie. Actúa como el conducto de alimentación estable del volcán: por ahí ascienden magma y gases durante las erupciones.
Con el tiempo, ese conducto se puede colmatar con magma solidificado y brechas; si el edificio se erosiona, queda expuesto como un cuello o tapón volcánico (lo que en inglés verás como volcanic neck/plug), una aguja de roca más resistente que el material del cono.
En el terreno, un cuello suele mostrar cuerpos casi cilíndricos, a veces con diques radiales que alimentaron fases eruptivas sucesivas.
Sin cámara magmática (pipe)
Aquí el conducto asciende desde mayor profundidad sin pasar por una cámara definida. Suelen formarse en erupciones muy explosivas: el gas y, a menudo, el vapor generado por agua subterránea fragmentan la roca y excavan una estructura de diatrema (un cono invertido relleno de brechas).
Muchos pipes están compuestos por kimberlitas o lamproitas, rocas profundas que traen xenolitos y, en el caso de las kimberlitas, diamantes. En sección, el pipe tiende a ensancharse hacia arriba y a conservar un relleno caótico de fragmentos angulosos y magma consolidado.

¿Cómo se forma una chimenea volcánica?
La formación de la chimenea de un volcán comienza en las profundidades de la corteza terrestre, donde el magma se acumula bajo presión. Esa mezcla de roca fundida, gases y cristales busca abrirse paso hacia arriba, y lo hace aprovechando las fracturas, fallas y zonas débiles de la roca que lo rodea.
Con cada impulso, el magma va ensanchando esos espacios hasta generar un conducto más o menos definido que conecta la cámara magmática con la superficie.
El proceso no es uniforme. En algunos casos se forma de manera casi directa, excavada por el empuje del magma; en otros, se va reactivando a lo largo de distintas erupciones, de modo que un mismo volcán puede tener conductos antiguos obstruidos y otros nuevos en funcionamiento.
En muchas erupciones explosivas, la presión de los gases fragmentan la roca encajante y deja un relleno de brechas volcánicas en las paredes del conducto.
A lo largo de su historia, la chimenea puede sufrir colapsos internos, obstrucciones o bifurcaciones que crean conductos secundarios. Esta dinámica explica por qué algunos volcanes cuentan con varias bocas eruptivas conectadas a un mismo sistema profundo. Con el paso del tiempo geológico, si la erosión elimina el cono volcánico, lo que queda expuesto es el material solidificado que rellenaba la chimenea, visible en superficie como un cuello volcánico.
¿Qué ocurre dentro de la chimenea durante una erupción?
Dentro de la chimenea volcánica el magma asciende porque su densidad es menor que la de las rocas que lo rodean y porque los gases disueltos (agua, CO₂, SO₂…) se liberan al bajar la presión. Esa desgasificiación forma burbujas que crecen y empujan el magma hacia arriba. Si el gas escapa con fluidez, la erupción tiende a ser efusiva: el magma se desplaza como un fluido espeso y llega a la superficie en forma de lava.
Cuando el gas queda atrapado, la presión se acumula dentro del conducto. Las burbujas se expanden de golpe y fragmentan el maga en cenizas y lapilli; el flujo se vuelve explosivo. Ese rompimiento ocurre dentro de la chimenea y genera ondas de presión capaces de ensanchar o colapsar tramos del conducto.
En el recorrido hay cuellos o zonas estrechas donde el magma se atasca por enfriamiento o por tapones de material solidificado. Si la presión supera la resistencia del tapón, se producen explosiones súbitas (típicas de episodios vulcanianos). En cambio, si el conducto se mantiene abierto y ventilado, la desgasificación es continua y la erupción más estable.
Si hay agua subterránea cerca (acuíferos o mar), el contacto con el magma genera vapor a alta presión que intensifica la fragmentación: es el escenario hidromagmático, con columnas de ceniza muy finas y brechas en las paredes de la chiminea. A lo largo de la erupción, el propio conducto cambia: se abre, se taponan tramos, aparecen derivaciones; por eso la actividad puede migrar a bocas secundarias conectadas al mismo sistema. Al finalizar, el material que queda dentro se solidifica y rellena la chimenea, formando el núcleo rocoso que, con el tiempo, aflora como cuello volcánico.
Ejemplos de chimeneas volcánicas
Si has llegado hasta aquí, ya te haces una idea clara: la chimenea volcánica es el camino por el que un volcán respira. A veces queda fosilizada como un cuello rocoso cuando la erosión se lleva el cono; otras, es un conducto profundo y explosivo que nace sin cámara; y en volcanes activos, funciona como un sistema con varias bocas que se abren y se taponan con el tiempo.
Para terminar, queremos compartirte tres casos muy ilustrativos:
Shiprock (EE. UU.)
Un cuello volcánico en Nuevo México: el relleno solidificado de una antigua chimenea, hoy visible tras millones de años de erosión.
Campo de Calatrava (España)
Campo volcánico con numerosos maares y diatremas: chimeneas explosivas creadas por la interacción entre agua subterránea y magma.
Stromboli (Italia)
Volcán activo con varias bocas en la cumbre. Su actividad constante muestra cómo la chimenea regula explosiones y coladas.







